martes, 25 de octubre de 2011

Los únicos límites se encuentran dentro de nuestra mente.




Cada día, millones de personas se quejan de su situación actual, de lo poco que tienen y de lo que les gustaría tener.. pero ¿nos paramos a pensar por un momento lo que en realidad tenemos a nuestro alrededor? ¿Lo afortunados que somos por el simple hecho de tener una buena salud, o un plato de comida cada día sobre la mesa? ¿De despertarnos cada mañana y poder sentir el suelo con el tacto de nuestros pies?

Dejemos de pensar en lo que no tenemos.. y pensemos en TODO lo que tenemos, que es muchísimo más de lo que necesitamos. Somos muy afortunados, pero estamos ciegos y no lo apreciamos.

Os invito a vivir a todos una pequeña experiencia. Algo simple, que no os quitará más de 1hora de vuestro tiempo. Os propongo que por esa hora, os pongáis en la piel de una persona discapacitada. Vendaos los ojos, tapaos los oídos con tapones, esconded vuestras manos dentro de las mangas de la camiseta y, durante 1 hora tratad de realizar vuestra vida normal. Intentad cambiar el mando de la tele, o coger el teléfono. Intentad buscar un vaso de agua y llenarlo para poder beber en él. Os aseguro que la experiencia valdrá la pena, y os invito a comentarla aquí.

Será muy interesante conocer vuestras experiencias.

3 comentarios:

  1. Jesús, me encanta este post, y desde luego me parece muy interesante la forma en que lo presentas...No lo hice a propósito, pero de igual forma, puedo contarte lo siguiente:
    Hace apenas tres o cuatro semanas, me hice un esguince en el tobillo, y me vi obligado a ir a gran cantidad de sitios con mis muletas. Parecerá una tontería, sin embargo, me sentí inferior a los demás, sentí como todo el mundo me miraba y de pronto quitaba la mirada ¿por qué? Por llevar unas muletas supongo...
    Hay una expresión que dice "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" Ojala no perdamos nunca nada...

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  2. Gracias Marcos por aportar tu experiencia. A mí también me pasó algo parecido una vez, pero fue con la mano derecha, la dominante. Me rompí la muñeca y no podía hacer nada y, la verdad, se pasa bastante mal. El no poder coger un tenedor, el no poder escribir, son sensaciones que me hicieron sentir bastante impotente. Imagina si tuviese que vivir siempre así, como algunas personas que han perdido su brazo. Me pongo en su piel y la vida es mucho más dura. Por eso todos debemos colaborar para facilitársela y para romper esos esquemas que ha creado la sociedad, tan perjudiciales para estas personas.

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  3. Muy buen video y buena reflexión sobre él. Gracias por compartirlo.

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